Mercedes de Ávila, hija del último guarda-agujas del paso de Argales, posa ante la caseta. / ramón gómez
Recuerda cuando, desde la ventana de la cocina, veía a lo lejos a su padre montado en la bicicleta, por el caminito que discurría pegado a las vías, de regreso del otro puesto, más allá de Argales. Corría hacia él y volvían juntos hasta la casa, la niña jubilosa subida al sillín. Y cuando le acompañaba a la caseta que estaba frente coleg
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